...Con el tiempo empezó a surgir una reacción, muy parecida a las reacciones políticas que suceden a las grandes revoluciones. Pedían todas las cosas que eran anatema al brillo: limitación, imitación, tradición, repetición. Finalmente, lo mod quedó adscrito a una mera repetición de detalles pasados."
Kiko Amat. Los Años del Frescor. LEM #2
Tienen todo el derecho a pensar como quieran, a ser reduccionistas, encapsular las pasiones, a legislar, incluso sin haber sido elegidos. Tienen todo el derecho a hablar de la música como si se tratara de un compendio farmacéutico, trazando tantas líneas entre estilos que el otro día me pareció ver a Georgie Fame esposado en espera de sentencia. Tienen todo el derecho a confundir la subversión cultural modernista con un elitismo más propio de La Regenta que del Flamingo Club. Tienen todo el derecho, lo cual no significa que les vayamos a hacer caso, lo cual no significa que representen algo, más allá de representarse a ellos mismos.
Es que esto al final es una cuestión de filosofía, si me apuráis. Las recreaciones están bien, de hecho el otro día estuve en un museo y me encantaron sus dioramas, figuras decorativas estáticas que intentan crear una escena de un momento y un lugar pasado. Lo que me temo es el completo fracaso de intentar trasladar un diorama al mundo real. No sé vosotros, yo no quiero ser parte de un museo, no quiero ser parte de algo estático, de algo que coge polvo sobre los hombros como no se le pase una balletita de vez en cuando. No quiero porque esto es algo vivo, y tan dinámico que todos los fines de semana mucha gente sale a vivir la idea mod, la de vivir limpio bajo circunstancias difíciles, la de aprender y avanzar, la del gang irreductible, la de sentirte un absolute beginner cada sábado, como gente del Rockola que se mezcla con chavales de diecisiete.
Y serían más me temo, si lo mod no desprendiera a veces ese hedor a cerrado, ese tufo insoportable a tergal, a ropero viejo, a uniforme de guardia civil de posguerra. Y serían más porque conozco a los expatriados, a los que llevan camisetas de rayas, pelo largo, fulares o pitillos con Rekords. Y porque conozco a los que nunca fueron por miedo a ser señalados, por miedo a percibir la hostilidad de los próceres, de los jueces, del consejo de la tribu. Y mira que pena, porque todos ellos tienen un gusto musical acojonante, colecciones de vinilos asombrosas e incluso cierto gusto al vestir. Pero no, no me llames mod, parecen decir.
A mi a pesar de todo, esto me sigue gustando, a pesar de que los chicos a veces no están bien, a pesar de que somos pocos y mal avenidos, a mi me sigue gustando. Y espero estar aquí mucho tiempo, andando, como Al Apollo, o corriendo, como Colin Smith. Voy a seguir levantando el puño cada vez que oiga aquello de quizá mañana (por muy básico y callejero que os resulte), o recordando mi emoción teenager cuando sonaba aquel bajo en the riverboat song. Pienso seguir bailando hasta que me ardan los pies ese northern que detestáis, y siendo un seven day fool en los sótanos de malasaña en los que nos recluimos en espera de tomar las calles. Y lo voy a hacer porque me gusta y porque quiero, y porque soy MOD. No se os ocurra decirme lo contrario.