viernes, 16 de noviembre de 2007

Creaciones distanciadas y paralelas


Probablemente cuando uno ha tomado contacto con algún libro que le ha marcado especialmente está mucho más atento a cualquier mención que se haga de él. La primera vez que leí 1984 tenía 17 años, y tras el cúmulo de emociones y frustraciones que la obra más distópica de Orwell me provocó, sentía la imparable necesidad de que todo el mundo que estaba a mi alrededor lo leyera. Otro de los sentimientos que tuve fue el descrito un par de líneas más arriba, por una extraña circunstancia Orwell y 1984 estaban en boca de todos los que yo consideraba de referencia.

Curiosamente ese mismo año apareció uno de los discos más importantes de los 90, Ok Computer, de Radiohead. Posteriormente he leído cientos de comparaciones entre ambas obras. En aquel momento yo creía ser el único que veía el paralelismo, como iluminado por algún extraño hipertexto cultural que enlazaba las sensaciones y pensamientos que tanto el libro como el disco me producían.

No son nuevas las obras con referente, películas basadas en cuadros, canciones surgidas de poemas. Pero no es exactamente a lo que me refiero aquí. No se trata de un ejercicio de lógica o análisis técnico de una obra para producir otra. Es justo lo contrario, es la construcción en corriente de conciencia de los sentimientos que esa obra despierta. Es como si Orwell le hubiera susurrado a Thom Yorke las sensaciones que tuvo dando voz a Winston Smith, mientras que el lider de Radiohead permanecía dormido.

Estas simetrías se repiten en algunas ocasiones. Se puede argumentar el conocimiento de unos autores sobre otros, el empleo de técnicas creativas similares, el contexto social similar. Por contra también se puede recurrir a la necesidad humana de contar a los demás lo que en ese momento tienes la imperiosa necesidad de expresar. ¿Leyó Luis Martín Santos a John Dos Passos o Henry Miller?. Es posible. En todo caso hay pasajes de Tiempo de Silencio que me rememoran Manhattan Transfer o Trópico de Cáncer.

Desconozco si algún investigador ha realizado algún estudio sobre estas simetrías. Desconozco incluso si algún filólogo consideraría una barbaridad lo escrito más arriba. Lo que no desconozco son las sensaciones vividas dos veces, los deja vu literarios, mis propias huellas en la tierra húmeda. Quizás ahí se encuentre la clave. En las indescifrables y únicas emociones que cada ser humano siente.

1 comentario:

Ju dijo...

Me ha gustdo mucho tu post.

Es la primera vez que te leo, y ha sido de casualidad, y veo algo que desde hace mucho a mi también me ronda por la cabeza.

Yo 'conocí' el disco antes que el libro, a los 15 años, y después lei 1984 y lo vi claro.

Que Thom Yorke soñara en el mundo de Orwell hasta el punto de inspirarse conscientemente o no en el libro, no lo se... lo que está claro y comparto, es que tienen grandes similitudes... o algún tipo de extraño fondo común.

En cualquier caso, 2 obras geniales.

Un saludo.