martes, 2 de octubre de 2007

Payasos en la lavadora y la transformación

Tras unos días de bloqueo y muchas entradas desechadas recurro a un viejo y querido mito para reactivar mis ganas de escribir.
Si empiezo esta entrada con algo como: "recuerdo aquel verano de 1997..." esto parecería un episodio de Cuéntame, pero más o menos por ahí van los tiros.
Álex de la Iglesia se había convertido para mí, un par de años antes de la fecha señalada, en lo más parecido a un mito viviente. Había visto "El día de la Bestia" con un par de amigos en un cine ya desaparecido y me había parecido lo más alucinante hecho hasta entonces, no exagero. En el 95 tenía quince años, y apenas había visto nada de cine ni leído ningún libro interesante. No acababa de creerme que un tipo de Bilbao pudiera rodar en Madrid algo tan alucinante, tan de fuera de aquí, tan marciano.
A partir de ahí comencé a investigar, y cuando por fin conseguí ver "Acción Mutante" me di cuenta que Álex de la Iglesia era un tipo a seguir y yo no me lo podía perder.
Afortunadamente para mí, publica una novela en 1997, "Payasos en la Lavadora". No recuerdo quien me advirtió del libro, y en cuanto pude fui a comprarlo.
Coincidió con el final de tercero de BUP, un curso en el que me transformé completamente. Hablo de transformación en el sentido de que te das cuenta definitivamente de que tus sospechas eran ciertas. Todos, tarde o temprano descubrimos que los reyes son los padres, pero mucha gente se queda ahí, como petrificados por el impacto y niegan a descubrir nada más, como atemorizados a volver a ver la certera, dolorosa y gratificante luz de la verdad. Me refiero a esa edad en la que ya sabes que la música que ponen por la radio y que oye tu vecina, "la sofisticada y popular", es un truño, en la que aceptas que no te pareces a los gañanes de tu alrededor, y eso lejos de asustarte, como tiempo atrás hubiera hecho, te llena de orgullo, o sencillamente descubres que el mundo es una gigantesca cagada dominada por imbéciles. Hablo de ese tiempo magnífico en el que sabes que te queda todo por descubrir y no paras de leer todo lo que caiga en tus manos, de ver películas hasta que te duelen los ojos, de hacer listas en las que apuntas todo lo que te falta, sistematizando el vacío, o en el que escribías y creías tener algo importante que escribir. Es ese tiempo en el que vas a escuchar esos discos por primera vez. Joder, esa temporada es lo más parecido que he encontrado a un subidón natural y permanente, y aunque no exento de conflictos, me encantaba. Luego vienen diferentes venenos, el del endiosamiento, el del hastío y el del cinísmo, pero hoy no toca hablar de esto.
El libro "Payasos en la Lavadora" es una historia divertidísima de un poeta que cae en una espiral destructiva pero que a la vez tiene una extraordinaria clarividencia para ver realmente todo lo que le rodea. La historia está llena de referencias a la "alta cultura" (Marcuse, Pirandello, Kirkegaard) y a la vez a infinitos guiños a la cultura pop (el flag golosina, los jipis de la flauta, el hombre rata) lo que la hace muy cercana a cualquiera que encuentre sabiduría verdadera en una conversación con amigos al final de una cena en el chino. Creo que el libro está descatalogado, por lo que les recomiendo que si lo ven por alguna parte lo compren sin dudarlo. En la página de Alex de la Iglesia en el Club Cultura de la Fnac tienen colgados los cinco primeros capítulos en pdf .
Durante un temporada estuve prestando el libro a todo aquel que se cruzaba en mi camino, como un profeta con el evangelio. Una vez estuve a punto de perderlo a si que decidí que lo demás se evangelizaran solos. En los siguientes veranos lo releía, aunque ya no era lo mismo, las carcajadas pasaban a risas y las risas a muecas de asentimiento. Los chistes y la historia eran igual de buenas, pero yo ya había cambiado.
El problema es la capacidad de sorpresa. Los niños cuando tienen un par de años son estupendos porque son reactivos a todo, sea algo extraordinario o no a ellos se lo parece. A algunos adolescentes esa capacidad de sorpresa, de absorción de todo se les vuelve a despertar. Un día de estos tengo que volver a releer el libro.
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Esperamos ansiosos Los Crímenes de Oxford.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Y tanto, qué recuerdos... Yo también pertenecí a P.A.N.I.C.O.

groupiesdesatan.blogspot.com dijo...

Cómo echo de menos a mi buen amigo Ligeti...