martes, 6 de abril de 2010

La allnighter (un año después)


Llegamos a la estación de autobuses, de nuevo el aeropuerto para pobres, y encontramos la cafetería reformada, intentando aparentar sofisticación cuando solo debería ofrecer normalidad. Nos fuimos juntando poco a poco en una mesa, y vi el brillo, el instinto depredador en los ojos, pero no ya en mi, si no en alguno de los que esa noche iban a bailar como sólo un mod lo puede hacer, dejándose la jodida alma en la pista.

Supongo que es curioso ver a un grupo de tipos tan variado subirse a un autobús sin maletas, de nuevo en un viaje suicida, sin equipaje, de los que se hacen sin miedo a no volver. Había un rango de edades tan dispar que para un atento observador externo (de los que no hay, no nos engañemos) podría tratarse de una familia, con tíos, sobrinos, casi padres, pero sobre todo hermanos.

Mis amigos, los de verdad, los que están ahí y saben todo, los que no te ríen las gracias y te dicen lo que has hecho mal, los que te explican que el precio ha sido muy caro, me ponían la mano en el hombro, me apretaban, interesándose por mis heridas como cirujanos de campo, diciéndome que no tenían buena pinta, pero que no me moriría, al menos de momento, al menos esa noche.

Tras horas de un viaje demente, en el que había chistes desesperados, un humor tan concreto y absurdo que parecía un código de una máquina enigma, llegamos a nuestro campo de juego. Yo iba delante porque me apetecía, porque a veces, incluso para los que no competimos y lo de quedar primeros nos da igual, es bonito girarse disimuladamente y ver a la columna en formación, con sus Parkas, sus Harringtons y Pea-Coats, desfilando por las calles del Mediterraneo como si la cosa no fuera con ellos, como un grupo de húsares que se dirigen altivos a tomar una posición muy concreta.

Y me precio de ir con ellos, de ser excéntricos, de tener la heterodoxia tan lejos, y haber superado con creces la mera recreación. Eso era de verdad, tan de verdad como el aire que respiraba cada vez que pensaba en la pelota de tenis golpeando la red y cayendo en mi campo, como el ruido que hacían mis zapatos y el brillo de mis hebillas, como el pendiente que ya no llevo pero que hecho tanto de menos, como el rastro de digna tristeza que iba dejando a cada paso.

Me salto las vueltas y las primeras copas, y las tomas de contacto, y los olvidos por ciudades, y me salto lo que no me apetece poner aquí, porque a veces los chicos no están bien, porque a veces los chicos pierden las cosas con las que juegan demasiado, y la química les puede, y la química les lleva a olvidar el porque hacen tantos kilómetros para poder sentir eso con esa canción, y sentirlo con más gente como ellos, o al menos imaginarlo, pero imaginarlo en grupo.

Y empecé a bailar, y no paré. Y empecé a bailar como si me fuera la vida en ello, con precaución ante la extraña expectación y miradas, pero bailé porque era lo que había ido hacer allí y no pensaba detenerme por nada. Y recuerdo la sala, tan extraña, tan de otro momento, tan de otra gente, como una ciudad ocupada, está vez no por bárbaros, si no por liberadores. Cómo caían los temas, como tuve esa sensación, al menos por un rato, de empezar a sudar, de olvidarme de los pasos y dejar que todo fluyera, de ser un derbiche al punto de perder la conciencia para pagar mis pecados con el baile.

Y sonó Marvin Gaye, no recuerdo el tema, y vi como se me empezaron a abrir las heridas, a salir el egoísmo y la jactancia, el narcisismo y la inseguridad, el ansia, el desastre, la codicia. Sin gente como Marvin estaríamos perdidos, estaríamos a merced de las tendencias, de la manipulación, de las estrategias de mercado. Y me jode porque sé que una allnighter no arregla nada, que determinadas asociaciones están sólo en las cabezas de unos pocos. Pero más allá de eso me hizo sentir humano y falible, me hizo sentir tan solo que me acordé de mi autosuficiencia, de lo que al final nos queda a gente que sabemos los que es perder, pero que no dejamos que se nos arrugue la camisa.

La vuelta me la reservo. Es posible que por momentos, a la luz del día pareciéramos huidos del frenopático, recién expulsados de un ovni, supervivientes de un naufragio en alta mar. Pero volvíamos juntos, sin darnos la espalda, aceptando los excesos y enfrentándonos a nuestros fantasmas, pasados y presentes, algunos más hundidos que otros, pero todos, incluso los más tocados, permaneciendo con la barbilla alta frente a la puta adversidad.

Hoy escribo esto solo, sin cenar, con varias cervezas vacías y una botella de ese escocés que me da cierta constancia ante el teclado. Tengo los ojos hinchados, aspecto de Conde Orlock y una montaña de enemigos que vencer antes de dormirme. Hoy escribo esto acordándome de la allnighter del pasado, de la electricidad y la esperanza, pero también del remordimiento y de la culpabilidad. Pero no me arrepiento, no me arrepiento porque mientras que mis pies bailen, mientras que me sienta humano y libre podré seguir adelante.

(Dedicado especialmente a mis amigos, no hace falta que les nombre, estuvieran o no allí, y a todos aquellos que se emocionan ante una bonito tema de SOUL, de los que ya nadie oye, nadie salvo nosotros).

6 comentarios:

Javier dijo...

Estupenda manera de contar las cosas. Mis respetos para tì Daniel. Nos conocimos el dia de los Faith Keepers. Un placer leerte.
"Y sonò Marvin Gaye,..."

Ángel Gasóleo dijo...

"Sin gente como Marvin estaríamos perdidos, estaríamos a merced de las tendencias, de la manipulación, de las estrategias de mercado."

Ésa me la apunto.

Un saludo.

Unknown dijo...

Jode que bueno Dani, que pena no haber podido ir , pero en la vida hay ocasiones para todo y ahora tocaba bailar sólo . Espero verte el viernes un abrazo, sonando en mi cabeza ask the lonely - four tops
Jotilla

Albert Petit dijo...

Mu bonito!

El tema que sonó de Marvin fue el "Come get to this".

Un abrazo!

Daniel Bernabé dijo...

Saludos a todos

Anónimo dijo...

LOLA LATRE: plas plas plas... (es dificil aplaudir en letras...) casi igual de difícil que expresar sensaciones...me gusta tu objetivo:un "teleobjetivo" disfrazado de "gran angular".La foto inolvidable. ¡Bravo!